en Interesantísima

Libro «Johan Cruyff 14, la autobiografía»

Siempre es grato leer la historia de uno redactada (o contada) por él mismo. Porque, por ejemplo Cruyff aquí, tampoco elude los pasajes más criticables de su vida. (Es cierto que parece orgulloso pero, al mismo tiempo, sincero).

Lo que me resulto más interesante y, sin duda, por lo que me lo compré, es por sus consejos de fútbol puro y duro.

Pensemos en el rugby. Los jugadores tienen que lanzar la pelota hacia atrás para poder correr hacia delante. Así tienen una mejor visión de los que sucede ante ellos. Lo mismo se puede aplicar al fútbol, pero hay mucha gente que no lo entiende. Creen que tienen que jugar el balón hacia delante, cuando en realidad deberían pasárselo al que viene de atrás. Es cierto que su posición está más atrasada pero su perspectiva es mucho mejor.

El portero solo puede defender cinco de los siete metros de ancho de la portería, así que, como defensa, es tu responsabilidad cubrir los otros dos metros.

Hay un balón y o lo tienes tú o lo tienen ellos. Si lo tienes tú, ellos no pueden marcar. Si juegas bien la pelota, las posibilidades de que la cosa acabe bien son mayores que las de un fracaso. Entonces lo importante son la calidad y la técnica, mientras que hasta este punto todo consiste en dedicación y trabajo.

El principal problema con Weisweiler era que les decía constantemente a unos hombres adultos lo que tenían que hacer, independientemente de su habilidad para hacerlo.

Juega al fútbol con la cabeza y usa las piernas para correr.

El fútbol ya no solo quería decir jugar bien en el campo, sino también observar cómo se estaba llevando el club.

Tienen que ser capaces, en principio, de jugar 120 minutos y tienen que pasárselo bien.

No siempre optaba por los once mejores jugadores, sino por el grupo de jugadores que mejor se adecuaran unos a otros.

Solo quiero trabajar en clubes que deseen jugar al fútbol. Jugar como debe ser. Con buena técnica y de forma atractiva. Quiero sentir esa atmósfera; olerla en el vestuario.

Los problemas rara vez o nunca provienen de los grandes errores, sino más bien de los pequeños.

Las distancias entre las líneas nunca pueden ser superiores a los diez o quince metros. Cuando se tiene la posesión del balón hay que crear espacio y sin él hay que reducirlo.

Como presionar al contrario no mediante sprints de treinta metros, sino a base de moverse unos pocos metros en el momento justo. Entonces les explicaba que cualquiera que disponga de cinco metros de espacio parece buen futbolista, porque no está sometido a ninguna presión. Si le entras a alguien desde tres metros, esa es otra historia.

Sistema de tres puntas, con dos atacantes laterales y el objetivo de fijar al contrario en su propio campo.

Como sabían automáticamente lo que tenían que hacer, no se daban cuenta.

Ese cien por cien de concentración es vital si quieres jugar fútbol posicional, con triángulos que se forman constantemente y el jugador que lleva la bola siempre con dos pases posibles a su disposición. Sin embargo, es el tercer hombre quien determina esta elección. Con esto último quiero insistir en que no es el jugador que lleva el balón quien determina adónde irá este, sino los jugadores que no lo llevan.

La suerte va unida al éxito. Pero tienes que forzar la buena suerte. Por eso, como jugador, siempre he tomado la iniciativa. Gobernando el encuentro.

Un sueldo básico bajo y primas elevadas por victorias. Así el club no gasta un dinero que aún no ha ganado y se mantiene económicamente saneado.

Empiezas a ver defensas que corren hacia su portería cuando pierden el balón, en vez de presionar hacia delante sobre el jugador que tiene la posesión.

Durante el estudio tienes que intentar que se relacionen todos con todos. […] El problema surge cuando alguien que sabe mucho es desacreditado por alguien que sabe menos. […] Deberían permitir que los que saben más los guíen.

Es como tiene que ser el fútbol, […] en Holanda, la técnica ha sido siempre la base del fútbol.

Alguien dijo que Gárate sabía desmarcarse muy bien. Pero, naturalmente, eso solo era posible si alguien le marcaba. Así que dije: ¿Sabéis lo que vamos a hacer? Vamos a dejar de marcarle.

Estoy en contra de todas las innovaciones sobre las que ahora se discute.

Porque defender es una cuestión de posición, agilidad y capacidad de ataque. Si tienes esos tres elementos en el equipo no tienes ni que defender.

Y, finalmente, Johan en estado puro:

No hay nadie que en el fútbol sepa más que yo de táctica, técnica y formación de jóvenes, así que ¿por qué polemizas conmigo? No tiene ningún sentido y solo puedes cometer errores, así que escúchame y aprovéchalo.